jueves, febrero 02, 2006

"deli- delibe-raciones"


Claro, de dicha historia y de mi ser lesbiana me vengo a enterar casi 30 años después...
Mientras tanto, en aquellos treinta años, mi vida fue como la de cualquier niña argentina de clase humilde, pero con la mejor disposición (o pre) de sus padres a que creciera buena y sanita.
Fue una infancia donde todo estaba dividido en dos colores y a cada uno le correspondía "tareas" asignadas. El rosa era uno, en donde encuadraría yo por ser una niña y el color celeste perteneciente a los nacidos varones. Sí, todo asignado. Vestidos, muñecas, cocinitas y planchitas eran mi destino. Bueno, no lo decía yo, lo decía el mundo en su totalidad, o la totalidad que me representaba: padres, parientes, vecinos, radios, televisor, discursos, todos, de acuerdo con está clasificación para el bien desarrollo del ser "nena" o "nene".
Afortunadamente, y gracias a una fuerte conexión que tuve con mi madre, las cosas fueron cambiando para mi, por lo menos, en cuestión de juegos.
Recordar como primer regalo de "reyes" una camioneta "duravit" no es poca cosa, es más que una afirmación de lo dicho, es una certera convicción de que aquella estructura iba a ser destruida. Fue un presagio, un deseo, un simple pensamiento? Quién sabe?