martes, diciembre 26, 2006

martes, agosto 01, 2006

Algo lindo...

Sí, es la idea. Escribir algo lindo, algo rosa que destelle una imagen de niña feliz. Veamos... una niña con un vestido rosa, cabello largo y un moño en el pelo a tono. Zapatitos "guillermina" y las medias tres cuarta blancas reflejando la limpieza de una niña perfecta. Sí, ella corre por la plaza con una sonrisa que achina sus ojitos claros, una sonrisa llena de dientes de leche. Linda imagen, definitivamente esa niña no soy yo. Si recuerdo un par de vestidos, un par de guillerminas, pero el resto es puro cuento.

Tema Cabellos:
Recién ahora que estoy escribiendo, caigo en la cuenta de que nunca usé pelo largo de chica.
Más que una cuestión estética, mi corte fue consecuencia de agentes externos, raro, no?

Mi madre siempre le cuenta a la gente, la tarde que volvió del pre-escolar, conmigo, llorando desconsoladamente porque "la nena" tenía piojos. Aquel día, mi madre, reunió a la mujeres de la familia para contarles semejante noticia y todas, a medida que llegaban, miraban mi cabeza y horrorizadas le preguntaban a mi madre ¡¿cómo había sido posible!? y se sumaban al llanto globalizado e hicieron cadenas de oración, amén de ponerme productos en la cabeza y examinarme cada minuto, para controlar el exterminio de aquellos bichos que denigraban mi "ser niña".
Desde entonces, mi madre optó por mantenerme el cabello mas o menos corto. Siempre recuerda que aquel día sintió verguenza... ¿? Yo no me acuerdo, por suerte no fue tan traumático para mi... o habrá algo en mi inconciente que diga lo contrario? ...

lunes, abril 17, 2006

Muñecas en mi vida

La primera muñeca que recibí como regalo fue a mis casi dos años. Mis padres me habían llevado a la casa de mi padrino que vivía en Viale, Entre Ríos. Como hacía mucho que no me veía, y porque era su ahijada, me recibió con un regalo: una muñeca “negra”. Cuando la ví, según cuenta mi madre hasta estos días, rompí en llanto y no paré de gritar hasta que la sacaron de mi la vista.
Mi adorado padrino, el negro, pensó que era una cuestión de “color” ya que, como yo era una coloradita de cachetes rozagantes, creyó que me gustaría más una que se parecida más a mí. O quizás pensó que yo era ya una racista perdida.
Minutos más tarde apareció con una muñeca rubia de pelo largo y blanquita. Según mi madre, mi cara no había cambiado demasiado pero, por lo menos, el llanto había desaparecido. De todas formas la muñeca quedó por ahí.
Afirman mis padres que fue el primer papelón de mi corta vida que les hice pasar con los parientes panzas verdes del lejano este.
Claro está que no volví a saber más de muñecas hasta un año después, cuando papá Noel tuvo la peregrina idea de regalarme una. Esta, la segunda muñeca era más gordita, con rulitos dorados y con una sonrisa dibujada en su carita, así me la imaginé por años, ya que tampoco la recuerdo. Lo que sí recuerdo de aquellos años era la estufa azul a kerosén que teníamos en casa. Ese mechero gastado, ennegrecido que se encendía en rojos y naranjas. Recuerdo también el calor que empañaba mi mirada cuando permanecía horas frente a esta que encendía mis mejillas y le daba calor a mi cuerpo invierno.
Según las fuentes, parece ser que la segunda y última muñeca que recibí de regalo, terminó de cabeza en el mechero, por supuesto, cuando éste estaba dando sus mejores naranjas.
Después de treinta años, mi madre sigue contando aquellas vivencias con cierta extrañeza, aunque no para de reír cuando lo cuenta y deja un silencio invitando a posibles respuestas por parte de sus oyentes.

Querida madre, yo no recuerdo haber tenido muñeca alguna en mis manos. Cuando comencé a jugar, disfrutaba haciéndolo con juguetes: autitos, camiones, ladrillitos, instrumentos musicales, bolitas, hasta jugaba a las escondidas y a la mancha con mis amigos a medida que crecía mi cuerpo.
Pero con una muñeca nunca pude jugar.
¿Cómo pensar en manipular un pedazo de plástico con forma de nena?
¿A quién se le habría ocurrido convertir la figura humana en plástico para jugar?
No, mamá, las muñecas no deberían existir y no se puede manipular nenas, ni siquiera de plástico.


Información respecto del significado y origen de las muñecas:

Según La Real Academia Española http://www.rae.es/

Muñeca es (entre otras definiciones): Figura de mujer que sirve de juguete.

Según varias webs (la mayoría ha copiado esto sin poner las fuentes):
El origen de las muñecas es prehistórico. Se supone que desde tiempos inmemoriales, los niños han utilizado muñecas para sus juegos, imitando la realidad de los papás y sus hijos. La palabra francesa poupée deriva del latín puppa, que significa niña. En los comienzos las muñecas fueron fabricadas de madera, de barro cocido, de marfil o cera. Los griegos y romanos crearon muñecas con brazos y piernas articuladas. En el siglo XIX aparecieron muñecas con bustos realizados en papel maché. En Alemania e Inglaterra se fabricaron muñecas de porcelana que son la delicia de actuales coleccionistas. Francia se especializó en las vestimentas de estos juguetes. De Europa se enviaron a China. Así comienzan poco a poco a aparecer en el mercado variedad de muñecas blancas, negras, bebotes y con aspectos de niñas, grandes o pequeñas, de trapo, de goma, o de materiales duros, pero es quizás el más popular de los juguetes. Hacia 1880, Thomás Alba Edison(1847-1931), inventó una muñeca que decía mamá y papá. En 1958 aparece la muñeca con aspecto de adulta, la Barbie. En 1961 aparece su amigo el muñeco Ken, y sucesivamente han aparecido otros personajes del mundo "barbie".

Según el encarta 2006:
La muñeca es un juguete que existe en la mayor parte de las civilizaciones. Se han descubierto en yacimientos arqueológicos de todo el mundo figuras, o muñecas, hechas de madera o arcilla. A pesar de que el significado preciso de estos objetos es todavía incierto, se cree que estas figuras femeninas representan la fertilidad. Obviamente no eran juguetes en el sentido moderno de la palabra. Se cree que las muñecas no formaron parte del mundo de los niños hasta miles de años después. Hasta después del periodo paleolítico no se empezaron a construir figuras masculinas.

miércoles, abril 12, 2006

Rescate

Hoy desperté, y allí estaba, mirándome como siempre, con sus ojos aguados, brotados de rocío, como cada vez que se acuesta a mi lado y me mira, infinita, buscando respuestas ya sin tiempo.
Como cada madrugada, tomé fuerzas, canciones, estrellas y las puse en sus manos pequeñas. Le conté historias con ojos inocentes y le hablé de mundos de hombres monstruos que atormentaban soles en la infancia. Traté de separar los recuerdos de su piel, de su memoria, de su llanto. Pero ella tomó mi mano, la sostuvo fuerte, me miró y me llevó camino a un mundo oscuro. El aire era denso, húmedo, mis pies se entumecían con cada paso. Podía ver desde lejos hacia donde me llevaba, era un mundo de adultos, de hombres y de sexo. Pronto, nos apretó un umbral tenebroso de ladrillos viejos. Un hombre se acercó y tomó la mano de la pequeña, en los ojos oscuros, de aquel hombre, mi presencia fue sólo humo. Paso a paso nos internó en sus deseos enfermos. La inocencia se desvanecía en esa casa. El aire se me escapaba del cuerpo, me apretaba casi hasta asfixiarme. Adormecida palpé mi desnudez y volví a mi cuerpo. Entonces grité y mi furia comenzó a brotar de recuerdos. Cargué aquella pequeña en mis brazos y comencé a derribar paredes, a golpear puertas, escombros, años viejos pegados como musgo en las paredes. Cuadros impresos del dolor y del llanto caían con fuerza y estallaban en pedazos. El techo se derrumbó sobre aquel hombre y la polvareda fue cal quemando lento el cuerpo y los oscuros recuerdos de
aquel día.

martes, marzo 14, 2006

lunes, febrero 20, 2006

a Gal

Ella guardaba en sus manos
palabras,
soles,
pequeñas piedras,
amuletos,
el canto de las aves del amanecer.

La música del pinar,
le acunaban los sueños.
Cargaba sus bolsillos con semillas
y tierra fresca.
Se bebía el sol con los ojos
y con su piel el río.

Se desbordaban de luz y gotas
sus pestañas

Ella se refugiaba
en las copas de los árboles
se resguardada del viento
dibujaba con sus manos
horizontes de palabras,
soles y mañanas.

Despedía al atardecer con sus labios
de sus bolsillos
tomaba el trigo y la tierra
y cantando conjuros
creaba su futura mañana.

martes, febrero 07, 2006

Semilla...

La oscuridad me abraza
y me acuna en su vientre
meciéndome
mientras,
refugiada y permeable
espero
el estruendo de los cielos que
escurra los blancos pechos
y estallen en sudor
hasta penetrar la inmensidad que me protege
y besar mis poros abiertos
y así
extender mi cuerpo
hasta alcanzar tu suspiro con mis verdes
y que mis ramas sean
quienes dibujen
el viento de cada amanecer.

jueves, febrero 02, 2006

"deli- delibe-raciones"


Claro, de dicha historia y de mi ser lesbiana me vengo a enterar casi 30 años después...
Mientras tanto, en aquellos treinta años, mi vida fue como la de cualquier niña argentina de clase humilde, pero con la mejor disposición (o pre) de sus padres a que creciera buena y sanita.
Fue una infancia donde todo estaba dividido en dos colores y a cada uno le correspondía "tareas" asignadas. El rosa era uno, en donde encuadraría yo por ser una niña y el color celeste perteneciente a los nacidos varones. Sí, todo asignado. Vestidos, muñecas, cocinitas y planchitas eran mi destino. Bueno, no lo decía yo, lo decía el mundo en su totalidad, o la totalidad que me representaba: padres, parientes, vecinos, radios, televisor, discursos, todos, de acuerdo con está clasificación para el bien desarrollo del ser "nena" o "nene".
Afortunadamente, y gracias a una fuerte conexión que tuve con mi madre, las cosas fueron cambiando para mi, por lo menos, en cuestión de juegos.
Recordar como primer regalo de "reyes" una camioneta "duravit" no es poca cosa, es más que una afirmación de lo dicho, es una certera convicción de que aquella estructura iba a ser destruida. Fue un presagio, un deseo, un simple pensamiento? Quién sabe?

sábado, enero 21, 2006

Lesbiana! Dijo la Partera



Fue en una pequeña clínica de un pueblo llamado Empalme, nombrado así por los nudos que dibujan las vías que ,como sangre por las venas, recorren el llano en su verde extensión acariciando fértiles tierras y se derraman a orillas del puerto.
Aquel 8 de Marzo, de 1972, a las 5 menos 10 de la madrugada, Doña Rosa libraría al mundo una colorada niña de 3 kg entre copos de nieve que aquel año traería por única vez por estos pagos húmedos, en esta ciudad que costea el río Paraná.

Fenómenos extraños sucedieron ese año, pero lo más raro, fue aquella mujer, aquella partera que había venido del campo, brotada del maizal, corriendo a suplantar a su amigo doctor que, perdido en el alcohol acudió a sus servicios aquella madrugada para "salvarle las papas". Era una partera que en sus tiempos de sequía, aconsejaba a granjeros y pudientes con sus palabras, entre cacharros, hierbas, conjuros y videncia. La gente hablaba de ella entre titubeantes dientes, y sus miradas escapaban con sus cuerpos si la veían pasar. Era una mujer temida por muchos, pero adorada por otros.

Cacha, así le decían, preparó a la parturienta, y las dos solas, comenzaron el trabajo. Ruidos agudos atravesaban la habitación del oscuro cuarto de la clínica, donde nadia estaba, salvo los parientes de la mujer que iba a parir, afuera, acalorados y nerviosos.

La tenue luz de la lámpara de 25 se quemó, entonces, Cacha comenzó a cantar y encendió con llamas violetas, verdes, rosas, doradas, rojas, azules y narajas el cuerpo de la madre pariendo. Cuando cacha tomó a la bebé entre sus manos, elevó vocales al unísono, se acercó suavemente hacia la madre somnolienta y le dijo, mientras acostaba a la bebe en su pecho: "Es una lesbiana" con una voz tan suave que la madre se adormeció. Tan extraña fue esa noche, que Doña Rosa no recuerda nada de lo que allí sucedió.

Fue Cacha, quien apareció en mis meditaciones y me contó la historia años después...